SEMILLA DE MALDAD Y EL ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN DEL AULA
El Film del director Richard Brooks relata la cruda realidad de las escuelas secundarias neoyorquinas de la postguerra.
Richard Daider, interpretado por el actor Glenn Ford, es un veterano de guerra y profesor de lengua que solo cuenta con la experiencia de docente en colegios de señoritas.
Ingresado en la institución, se lo ve en la escena junto a un pequeño grupo de candidatos para tomar el cargo de docente en esa materia.
La primera situación conflictiva que tiene Daider viene de la mano de la entrevista laboral con el director de dicha institución el señor Warneke, con quien dialogan sobre el problema de la disciplina. Warneke firmemente le niega al veterano de guerra que en aquella institución siquiera exista este problema.
Otra situación incómoda que debe pasar el personaje durante la primera entrevista, es el reclamo del director hacia el tono suave de voz. Luego de relatar un pequeño discurso con buen tono, terminan por darle el puesto.
Daider quien ingresa a una escuela donde según el director no hay tales problemas de conducta, entrado a la sala de profesores se topa con un discurso contrario. El profesor más antiguo es el de historia, un escéptico y desganado sujeto llamado Murdock, y un novato profesor de matemáticas Edward, quienes les recomiendan no darle la espalda a sus alumnos.
En este momento se plantean dos interrogantes claves: Son sujetos intuitivos de pura naturaleza salvaje e indomable o es realmente posible llegar con ellos al entendimiento.
Ya en el salón de clase, Daider se encontrará con un grupo de jóvenes inquietos y un curso de carácter multirracial. Este docente vivirá en carne propia la hostilidad del grupo quien no tardará en mostrarse reacio a su presencia. Él mismo tolerará, golpes, agresiones verbales y hasta la amenaza de uno de las barras a su esposa Anne quien se encuentra embarazada.
Los problemas a los que el profesor Daider se irá enfrentando a lo largo de Semilla de Maldad, terminan por mostrar una estrategia diferente frente a la tomada por la institución. Los alumnos no son un caso perdido y pueden ser reformados con algunas estrategias claves. Esto por ejemplo se ve en la escena de Jack y Las Habichuelas Mágicas, donde luego del film logra que ellos reflexionen sobre algunas temáticas, o cuando descubre en el personaje de Miller, sus cualidades de liderazgo positivo para su curso.
La relación que se entabla entre Daider y Miller, se puede distinguir desde el primer momento en que este le lanza una pelota de baseball. Es una tensa situación de odio y aceptación y que el docente desde un principio intenta ganar.
El docente logra resolver poco a poco los conflictos con la clase gracias a la colaboración de Miller. Cuando finalmente este último le entrega el vaso lleno de monedas que el profesor había dejado tiempo atrás en clase para colaborar con Edwards por los discos rotos y en el diálogo entre Miller y Daider recordándose el mutuo compromiso de no rendirse.
Entre los saberes que consigue impartir Daider en la clase está el respeto racial, el compromiso por ser mejores, la empatía y la colaboración mutua. Como en el caso del frasco de monedas, la otra escena en donde Daider logra cambiar el pensamiento del alumno es en el taller mecánico, también en el momento que destaca su origen Irlandés a uno de sus adversarios más relevantes, ante la burla de los compañeros a uno de suyos de origen puertorriqueño.
En cuanto a la relación con sus pares, situación en el salón de clases e imagen de los personajes, se destaca: la incesante intención de Margaret Hayes por llamar la atención del intrigante Daider, retratando la soledad del personaje femenino.
La imagen del profesor débil encarnada en Richard Kiley, el cínico y decepcionado personaje de Murdock que finalmente termina por elogiar el papel docente de Daider y el autoritario director. Todos estos dan cuenta de lo aliente de su labor como docentes, al igual que con la crítica que el mismo Daider hace de su salario ante su esposa.
Lo que finalmente vale destacar es la actualidad que aún conserva Semilla de Maldad, no solo en la situación en el aula con adolescentes conflictuados, sino la misma experiencia del docente que agotado por sus condicionantes personales no puede ver en ellos a futuros trabajadores, amas de casa o profesionales y termina convirtiéndose en un alienado trabajador del sistema educativo.
