Mientras el mundo presenciaba intrigas internacionales, Greenpeace tomaba medidas audaces. En una segunda fase de operaciones, el Sirius enfrentó al barco holandés Scheldebor para evitar la descarga de 3.000 toneladas de residuos nucleares. Los botes neumáticos desafiaron las olas, mientras los barriles eran arrojados al mar desde el Scheldebor. Gijs Thieme, miembro de Greenpeace, recordó cómo enfrentaban a los lanzadores, sosteniendo su mirada para evitar la caída de los barriles.

No siempre tenían éxito. Thieme sufrió el impacto de los barriles, hundiéndose momentáneamente bajo las olas. Desde el Sirius, Hans Guyt observó horrorizado y tomó medidas. Greenpeace abordó el Scheldebor, deteniendo su acción. Trepidantes, activistas como Russell Wray, Harald Zindler y Modesto Zola se enfrentaron al Rehnborg durante 36 horas, forzándolo a detener su vertido. A pesar de su arresto, el gobierno holandés finalmente cedió, anunciando la interrupción del vertido al mar y la exploración de alternativas terrestres para los desechos nucleares.

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