Los que hacemos fotos, hacemos fantasmas. Y no son las personas sino sus retratos los que nos persiguen y nos exigen que los miremos, toquemos, perfeccionemos y no los abandonemos.
Puedes tirarte décadas retocando una foto y no acabar nunca.
Por mucho que intente respetar la foto original termino dándole vueltas y más vueltas y cayendo siempre en las mismas tentaciones, como el azul asombroso de los ojos de Angela.
La boca de Mar.
Y la loca de Mar, actriz a quien le encanta disfrazarse de otra en cuanto puede.
Y cuando no se disfraza no parece de este mundo.
Tatiana y su bonita cara de película antigua.
Puestos a inventar fantasmas, una pin up de los 50 es apetecible.
Hasta que aparece esta chica con un importante pozo de melancolía y angustia, como supongo que se ve. Es Tatiana, brillante actriz de comedia, como es lógico.
